Ni héroe ni villano
Experto en relaciones para Match.com
Estamos ya cercanos a la celebración del día del padre. Esto me lleva a la reflexión del papel del hombre no sólo en la sociedad, sino también en una relación de pareja o ejerciendo la misma paternidad cuando tiene hijos. Lamentablemente, así como en el caso de las mujeres, los hombres son sujetos a algunos estereotipos de género que distorsionan su imagen y lugar en la sociedad. Desde las expectativas de que sea el proveedor, el protector, “el fuerte” o el que todo lo resuelve, hasta los “infiernos” de ser el que abandona, el que engaña o el que es inherentemente violento. Si bien es cierto que muchos hombres parecen no ayudar a reivindicar y dignificar al género, también es verdad que ciertas conductas dependen más de las diferencias de personalidad y educación entre personas que de factores que son determinados sólo por este género.
Quizá debamos replantearnos lo que creemos saber acerca de los hombres y ser un poco más curiosos, un poco más abiertos y pensar que existen realidades distintas más allá de nuestra experiencia o nuestro sistema de creencias. Decir “todos los hombres son iguales” no deja de ser una generalización como suelen ser estas, infundada. Pensar así nos facilita el trabajo de tener que conocer a cada hombre que se cruza por nuestras vidas, pero crea la idea de que ya es innecesario hacerlo.
Pensemos en la figura del padre, por ejemplo. Muchas veces se le empuja al abismo de la fortaleza y la perfección para que, al fallar o asumir su vulnerabilidad, sea derribado de un pedestal al que nunca quiso subir. En contraste con la dignificada figura de la madre, la del padre pareciera que tiene que ser contrapeso asumiendo un papel antagónico al de la bondad y abnegación. Es como si necesitáramos villanos en el escenario.
Entonces por qué no bajar el telón de esta obra tan mal montada y empezar a jugar nuevos papeles, roles distintos que ayuden al padre a quitarse la capa de superhéroe y el traje de villano para vestirse de alguien mucho más humano. A liberarse de expectativas que no puede cumplir para luego reprocharle que sólo sabe fallar. Dar la oportunidad, al padre que quiera o pueda tomarla, para reivindicarse en lo personal aunque no salve por ahora al género.
Pienso yo que no hay mejor manera de festejar al padre en su día que acercarse, preguntarle y escucharle; en suma, conocerlo para poder entenderlo. Entenderlo para comprenderlo y ya desde la conciencia, decidir si para cada uno es posible amarlo o no.